martes, 30 de diciembre de 2014

CARLOS AMODEI: EL CHIKUNGUNYA FUE CREADO EN LABORATORIOS PARA COMERCIALIZAR LUEGO SU TRATAMIENTO



Se llama Carlos Amodei, es argentino, de Córdoba, y firma como médico que ostenta doctorado o Ph.D. En su cuenta Twitter se autodefine como especialista en sociobiología de la mente humana. Él ha incendiado el debate sobre la medicina mundial: denunció en un video en Youtube, que el virus del chikungunya fue creado en laboratorios para comercializar luego su tratamiento.

No sería la primera vez que un estudio acusa a las grandes firmas de laboratorios de crear epidemias y sus respectivas curas, para vender millones de dólares en medicamentos que dan mágicamente el alivio. En esta oportunidad, Amodei lanza acusaciones mostrando como evidencia las páginas de internet donde aparece el registro de “creación” del temible chikungunya.

¿Por qué aparece registrado en páginas de Internet? Porque todo fue patentado en las oficinas de Estados Unidos y, esa información, una vez legalizada, es publicada en páginas oficiales, describe. El galeno se tomó el trabajo de revisar las páginas para verificar la procedencia del virus, ya que siempre ha desconfiado del sistema de salud mundial y su operatividad reptiliana.

“El chikungunya es un virus transmitido por mosquitos. El aedes aegyptis, el mismo que transmite el dengue. Esta especie de nueva pandemia (como otras) son todas manipuladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), o mejor dicho, la Organización Mafiosa de la Salud. Ellos distribuyen enfermedades para dañar la población y para que los laboratorios puedan obtener créditos económicos. El virus está patentado desde el 2005. Estamos hablando de un virus que da un crédito económico”, dice tajante.

Aunque Amodei insiste en su teoría del mal, la OMS no se ha hecho eco de sus señalamientos. Por el contrario, desde la organización han descrito que: “No existe ningún antivírico específico para tratar la fiebre chikungunya. El tratamiento consiste en aliviar los síntomas como el dolor articular, con antipiréticos, analgésicos y líquidos. No hay comercializada ninguna vacuna contra el virus ”, aclaran.

Sin embargo, Amodei los califica de mentirosos y les lanza un torpedo verbal: “(Ellos) dicen que no hay vacuna para esto. Ya les voy a demostrar que la OMS miente. Hay patente de ella”. Él muestra tres páginas de internet reveladoras. En la primera se lee: “Virus chikungunya clones infecciosos y usos de los mismos”. Como inventores de los clones del virus aparecen Stephen T. Higgs, Dana L. Vanlandingham y Konstantin Tsetsarkin, y el solicitante de la patente es la Junta de Regentes de la Universidad de Texas.

La invención del clon fue producida con fondos obtenidos del Instituto Nacional de la Salud, y por tal razón, citan los investigadores, “el gobierno federal tiene derechos sobre esta invención”. Cuando describen el por qué crearon un clon de un virus, explican que la manipulación genética de estos clones les proporcionaría un vehículo para la vacuna, tanto para “Chikv” como para otros agentes etiológicos: “Los clones producidos en la presente invención se pueden utilizar para expresar nucleótidos de interés, genes heterólogos, genes para la sobreexpresión, y para evaluar la función de genes en una variedad de organismos”.

“La OMS miente. Se ha patentado este virus para su utilización.¿Increíble no? ¡Un virus que tiene dueño! Para colmo, en el 2010 crearon las moléculas para inhibir la fiebre y combatirlo”, agrega. El galeno, en su afán de desmontar lo que considera una gran mentira, denuncia que la patente sobre la creación de moléculas para inhibir la fiebre del virus, tiene como inventores a los investigadores Lucile Warter, Jean-Pierre Abastado, Alessandra Nardin y Cheng-I Wang. Posterior a ese paso, patentaron también una composición de vacuna que comprende una cepa del virus chikungunya inactivada, creada por los investigadores Krishna Murthy Ella y Sumathy Kandaswamy. “En el 2011 se patentó la vacuna contra el chikungunya. Estamos hablando de virus, cura y a la vez vacuna de una epidemia que todavía no había comenzado en el mundo”, sentencia Amodei. Sin embargo, aunque la epidemia del chikungunya ciertamente no se despertó sino hasta el 2014, tampoco puede decirse que el virus fue creado en laboratorios apareciendo de la nada, sino que, es conveniente aclarar que, según lo que describe Amodei, en los laboratorios se hizo un clon del virus que ya existía.

Buscando historia sobre su primera aparición se encuentra que la OMS cita en su portal digital que el virus hizo su “debut” en 1952, al sur de Tanzania. De hecho fue bautizado chikungunya porque atacó a los grupos étnicos llamados Makonde, que hablan la lengua Kimakonde en ese país. Y la palabra traduce en esa lengua “doblarse”, una característica de quien se enferma, porque los encorva el fuerte dolor articular.

“Es increíble que tengan vacunas antes que aparezca la enfermedad. Les hacía falta una epidemia para empezar a servir. La vacuna, incluso, ya ha sido probada en adultos saludables, según se distingue en la página de ClinicalTrial.gov, de Estados Unidos. La OMS dice que no hay cura, ni vacuna. Y miente. Porque en realidad ya estaba patentada la vacuna.

En realidad también hay un estudio del 2013, donde habla de las perspectivas que puede llegar a tener este virus. Contiene un estudio de marketing donde se explica si la vacuna sería rentable o no, así como, las zonas y sectores poblacionales donde podría comercializarse mejor”, desnuda el médico con ácido verbo.

Ciertamente, ese estudio del cual habla Amodei puede verificarlo en la página digital de la Publical Medical Center, de Estados Unidos, donde se distingue, entre otros puntos, que ese tipo de virus es difícil para hacer grandes mercados, porque, con aplicarse una sola inoculación bastaría para protegerse para siempre. Sin embargo, los investigadores destacan que, pese a ello, económicamente podría ofrecer un alto impacto, pese a su fatalidad escasa, de apenas 0,1%.

De entrada, ellos ubican los posibles mercados donde pueden comercializar: la población que habita en zonas endémicas del trópico, y también obtendrían buen lucro al promocionarla como uso obligado entre personal militar que suele acudir a esas zonas endémicas, así como, entre turistas, siempre y cuando aumenten su publicidad. La última advertencia de Amodei es: “Dentro de poco, van a hacer marketing del miedo. Pondrán mucha información en los medios para vacunarte. ¡Ten cuidado con esas vacunas! Poseen virus recombinantes para cambiar tu ADN. Lo que hace siempre la industria de las vacunas para tratar de vender más, es crear la epidemia para introducir las vacunas, pero, la misma vacuna es la que produce la epidemia…”.

Desde el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, llegaron noticias en agosto de la primera vacuna contra el virus de la fiebre chikungunya que se probó en humanos y superó con éxito los ensayos clínicos iniciales. El negocio está servido.




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